Metano, por Vicente Battista

Un cuento empieza cuando las cosas están pasando. Eso ocurre con los cuentos de Iannelli, quien puede contar algo insólito con absoluta naturalidad. Es también lo que vemos en los grandes cuentistas cuando logran hacer verosímil todo aquello que puede no parecerlo. Eso sucede en este libro, en el que encontramos historias de corte netamente realista y también historias en las que dentro de un universo cotidiano, real, están pasando o empiezan a pasar cosas fantásticas. ¿Qué tienen además los cuentos de Metano? Por ejemplo, un relato resuelto en veinte páginas en las que no sobra ni falta nada, y otros de tres páginas en donde tampoco sobra ni falta nada. Allí tenemos al cuentista, quien ha tenido la pericia de contar una historia en el tiempo en que es necesario contarla.

Iannelli sabe cómo crear un gran cuento, conoce sus íntimos secretos, tiene la paciencia y la habilidad de un artesano para tejer esa red hecha de palabras, de música y de tensión que fatalmente atrapará al lector. Y el lector feliz, celebrará haber sido atrapado. Rara avis para estos tiempos en que se habla de la no-narrativa, Walter Iannelli a pura narrativa consigue con Metano un libro excepcional.

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